Ortodoncia

Ortodoncia: ¿en qué consiste?

La ortodoncia es una especialidad dentro de la odontología que basa su tratamiento en la colocación de los dientes de manera correcta,corrige las alteraciones de la boca y mandíbula así como, formas arcadas dentarias para la perfecta masticación y de este modo, se produzca un orden entre cara y boca, tanto para el bienestar saludable de la persona como fin puramente estético.

Por ello, con la ortodoncia se corregirán mucho más que problemas puramente estéticos, la boca es una parte fundamental del buen funcionamiento organismo, es la primera fase con la que se encuentra alimento o bebida, cuando va a entrar en el organismo, por ello hay saber tratarla y tenerla en perfectas condiciones uso.

 

¿A qué edad es más apropiado este tratamiento?

Lo primero que hay que conocer para prevenir un tratamiento tardío de los dientes, es la edad adecuada para poder llevarlo a cabo. Según la SEDO (Sociedad Española de Ortodoncia Dental),no existe edad especifica que determine cuando una persona debe ponerse en tratamiento odontológico , por líneas generales, lo da la necesidad de la misma bien por molestias o por estética. Lo que sí que es cierto, según especialistas de la SEDO, es que a partir de los seis años de edad , los padres deben llevar a sus hijos al especialista para que éste vaya diagnosticando como está resultando la posición de sus nuevos dientes. Sobre los seis- siete años, los niños/as ya comienzan a crecerle los dientes definitivos y es aquí cuando comienzan los problemas.

 

Tipos de ortodoncias

Para el tratamiento de ortodoncia, existe tres tipos de aparato que son los más utilizados por los ortodoncistas para la corrección de los dientes:

Los funcionales, removibles y/o fijos. 

Cualquiera de los tres es efectivo y duran entre un año y medio y tres años, en función del tipo de problemática que tenga la persona que vaya a realizar el tratamiento.
 

El  aparato funcional  es aquel que con su sola presencia, modifican la funcionalidad y colocación de los dientes. Estos aparatos, requieren de una gran colaboración por parte del paciente ya que éste debe cumplir con la colocación del aparato siempre que el odontólogo lo quiera para su tratamiento ya que si no, el tratamiento se alargará en el tiempo y no será tan factible como con otro tipo de aparato. Estos aparatos también se utilizan una vez finalizado el tratamiento de ortodoncia aunque se haya realizado con otro tipo de aparato.  Permiten que los dientes no se muevan tras el tratamiento.

El  aparato removible  son aquellos que el paciente se los  puede quitar para la limpieza, pero que van sujetos de manera fija a las piezas dentales. A diferencia del funcional, que sólo lo llevan puesto cuando el mismo paciente decide ponérselo, los removibles van siempre sujetos y deben permanecer puestos en la boca, a excepción de cuando se vaya a proceder a su limpieza. Este tipo de aparato se suelen utilizar en pacientes que tienen una  mordida cruzada, que su diente no encaja con el de abajo, para movimientos dentarios muy específicos y para la apertura de la boca.

Los  aparatos fijos, según la SEDO, son sin duda la mejor elección para el tratamiento de ortodoncia. Son más prácticos, más útiles y  más rápidos, aunque para el paciente, estéticamente sea el más feo y el más doloroso. Los fijos, permiten llevar a cabo cualquier tipo de movimiento dentro de la boca (rotaciones del diente, movimientos laterales…), tanto de dientes como de mandíbula. Para que este tratamiento sea efectivo, el odontólogo colocará los llamados  braquets, sobre cada una de las piezas dentales, que irán unidos mediante unos arcos. Los seguimientos del odontólogo (mensuales en casos normales y quincenales en otras excepciones), hará ir viendo la colocación de los dientes y la necesidad que el tratamiento requiera, como por ejemplo, apretar los arcos para empujar a la movilidad del diente o incorporar al tratamiento adicional.